El agua es un ser vivo cuya existencia además de ser vital para los ecosistemas y organismos, también depende de ellos. Su vida está íntimamente ligada a la existencia del sol, de bosques, de plantas, de microorganismos de suelo, de cerros, de valles, de montañas que garantizan que fluya, se oxigene, se evapore y vuelva a caer en forma de lluvia o nieve. Su ciclo permite regular la temperatura del planeta, capturar carbono, producir grandes cantidades de oxígeno y un sinfín de procesos vitales para la existencia de millones de especies de fauna, flora y funga, que hacen posible la red de la vida en el planeta.
En Guatemala se estima que el porcentaje de cuerpos de agua contaminados es del 95% según el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (2015), y que al menos 14 ríos principales y 4 lagos presentan altos porcentajes de contaminación de acuerdo con datos científicos producidos por el Instituto de investigación y proyección ambiente natural y sociedad de la Universidad Rafael Landívar (IARNA).
El estado no ha tenido la capacidad de resolver la problemática del agua, evidenciando que su falta de voluntad responde precisamente a la conveniencia de los actores que dominan la vida moderna, protagonistas de un modelo económico extractivo y altamente contaminante. Los pueblos originarios han sostenido una relación de interdependencia con la naturaleza, defendiendo de manera valiente el agua, los bosques y los territorios. Son ellos quienes a través de su sabiduría y cosmovisión, nos enseñan que hay otras formas de convivir en armonía con la vida.
Este movimiento ha sucedido articulando a pueblos hermanos, cercanos pero diversos, hijos e hijas de la tierra pero de diferentes lugares y diferentes tradiciones y sabidurías. Es decir que nos reunimos a conversar sobre el agua, desde un planteamiento Plurinacional, reuniendo a todos los pueblos no solo para conversar sobre ella, sino comprender cómo nos relacionamos con ella, cómo se relacionaban nuestras abuelas y abuelos con ella, qué conocimientos y medios de vida existen alrededor de ella. Qué formas de reconocimiento y gobierno existen y han existido para garantizar su disponibilidad y calidad. Junto a nuestros hermanos y hermanas mestizas, de zonas urbanas y rurales, exigimos que se reconozca que el agua es un ser vivo y que, solo garantizando su vida, podemos garantizar nuestra vida y la de todas las demás formas de vida.
Desde marzo de 2021, la Asociación Maíz de Vida en articulación con varias organizaciones y comunidades, lleva a cabo el Festival Comunitario Libertad para el agua, con el objetivo de aportar a cambiar la narrativa sobre el agua, rompiendo con las ideas que nos han llevado a verla como un recurso y retomando nuestra capacidad de verla como un SER VIVO que merece ser resguardado. Esto sucede en el marco del 22 de marzo, día en que se conmemora globalmente la importancia del agua. En 2022 nos reunimos nuevamente organizaciones, comunidades y personas, alrededor del agua, para exigir su Libertad, en la I Cumbre Plurinacional por la Libertad para El Agua, recordándonos a todos y todas, lo importante que es poner en común nuestras voluntades, sensibilidades y conciencias para luchar por la vida, defendiendo el agua. Y no solo nuestras vidas, sino las vidas de todos los seres que habitan este mundo.
En 2023 realizamos la II Cumbre Plurinacional por la Libertad Para el Agua, articulando guías espirituales, defensoras y defensores, artistas y referentes de los 4 puntos cardinales en El Lago de Atitlán, en la comunidad de San Pedro la Laguna, una experiencia enriquecedora llena de discursos potentes e inspiradores y un nodo para coincidir y continuar articulando los esfuerzos para el cuidado y la protección del agua. En esta ocasión nos visitaron desde dos defensoras del lago Titicaca, Perú.