Nosotras y Nosotros, Pueblo q’eqchi’ y poqomchi, descendientes de Ajpop Batz, de Manuel Tot, de Adelina Caal, somos los hijos e hijas de la tierra. Somos nuestro idioma, nuestra medicina, nuestra música, los conocimientos de los abuelos y las abuelas. Somos los que agradecemos el paso ante los trece cerros, trece valles, OXLAJU TZUULTAQ’A, ríos, lagos, y lagunas. Fue algo que nos enseñaron. También somos los que creemos que todo tiene vida, por eso valoramos el espíritu de la naturaleza y de las personas. Por eso sabemos que hay que pedir permiso en nuestro paso, pedirle permiso a la madre que da la vida, que, gracias a ella, humanos, plantas y animales respiramos el mismo aire.
Somos también a quienes el estado ladino ha hecho hasta lo imposible por despojar de sus conocimientos, de robarle su memoria de justicia, de relación con el territorio y con la madre tierra. Hoy vemos nuestro territorio debilitado y con sufrimiento. Enfermedades nos aquejan, pobreza material, despojo, invasión, ocupación, explotación. Nos quieren condenar a vivir en escasez, mientras se consumen la abundancia de la madre tierra.
Estamos desapareciendo las hijas e hijos de la madre tierra. Nos quieren a todas y todos fuera de nuestro territorio. Estamos sumamente preocupados por la situación que estamos atravesando, vemos problemas por el aumento de desalojos, nos obligan a dividirnos, amenazados por las empresas. Vemos nuestro territorio saqueado, usurpado, contaminado, invadido y burlado. Cuando nos oponemos, cuando resistimos, cuando reivindicamos lo que somos, somos perseguidos, desaparecidos y criminalizados. En Sayaxche, en El Estor, en Petén, en Belice, en Ixcán, en Chisec, en Tzunutz, en Cahabon, en Purulha, en San Cristobal, en Tactic.
Sabemos que todo esto no es nada nuevo, esto viene de una historia que nos la sabemos muy bien. La sabemos porque cada generación lo ha vivido en carne propia. Aunque a veces parece que no estamos tan unidos, compartimos las mismas vivencias y las mismas problemáticas. Los enemigos son los mismos, solo la estrategia se ha modificado. Reconocemos que también estamos en riesgo por nosotras y nosotros mismos. Hemos permitido que nuestros conocimientos, nuestra medicina, nuestro idioma, nuestra ciencia, nuestra vida y nuestras costumbres se menosprecien. Las hemos incluso menospreciado nosotros y nosotras mismas.
Desde siempre hemos convivido y respetado a nuestra madre tierra, cultivamos, así hemos vivido y así nos gusta. Pero las industrias trajeron químicos a nuestros territorios, la revolución verde, no es nuestra. Los suelos se están quedando secos, pobres, la siembra ha cambiado, la alegría de la siembra y de la cosecha comunitaria se están perdiendo. Antes se sembraba en colectivo, ahora se siembra solito y hay mucho monocultivo. Nos han robado nuestra semilla nativa, ofreciéndonos y forzándonos a utilizar semillas modificadas que acaban con la semilla criolla. Nos hemos acomodado a las mañas de los extranjeros, quemar el suelo, aplicar químicos, herbicidas, pesticidas, sin pensar en la madre tierra.
Los sagrados cerros están siendo destruidos, los ríos capturados, los valles usurpados frente a nuestros ojos. En el Estado Ladino, el sistema de educación enseña valores y conocimientos que no coinciden con nuestros conocimientos ni complementa el aprendizaje de nuestro pueblo y de nuestras comunidades. Esto rompe con la red de la vida, nos separa, nos aleja, nos divide.
Por eso decimos a nuestros hermanas y hermanos algo importante, no hay que ponerle atención a los conceptos occidentales, pongámosle atención a como pensaron nuestros abuelos, pensemos en los conocimientos que ellos dejaron. Porque a pesar de todo, aquí estamos y aquí hemos estado y aquí seguiremos. A pesar de todo, todavía estamos en colectivo y somos felices. Estamos vivos y vamos avanzando en la libre determinación, seguimos organizando la vida. Este lugar tiene nuestra historia, es el lugar donde vivieron nuestros abuelos y abuelas, es el lugar del Pueblo Q´eqchi´.
Queremos referirnos a la política, y para eso, primero queremos decir que esto es algo que no es nuestro, nuestro idioma no tiene palabra para esto. Pero ya está presente en nuestras vidas y en nuestras comunidades, tantos partidos políticos que juegan con nosotros, la municipalidad, los alcaldes, los diputados, la corrupción, todo nos afecta, hasta los empresarios usan la política para seguir saqueándonos. Usan la política para matarnos y para sacarnos. Y también por eso queremos dejar en claro que ninguno de los políticos, ni el actual Presidente, ni los diputados actuales que supuestamente representan al territorio, ni los alcaldes municipales, representan al pueblo Q’eqchi’.
Para nosotros lo importante es la comunidad, estamos organizados, tenemos nuestros líderes, tenemos nuestros Chinam, Jolominel, K’amolb’e, las y los dirigentes, los hombres y las mujeres Q’eqchi’ que sirven, que ayudan a que todas y todos nos organicemos para preservar la vida. A ellos y ellas nuestro respeto y nuestro agradecimiento.
Vemos con preocupación, cómo los espacios de participación y representación se han cerrado en los últimos meses. Ya ni siquiera están dispuestos a permitir que se respete el voto de los pueblos en Guatemala. Quieren seguir sometiéndonos a su política de muerte, de extracción y de robo, sin ganar en las urnas. Ante esto, invitamos a que en medio de esta segunda vuelta electoral seamos nos reunamos para votar con fuerza por la opción que representa una posibilidad de dignidad, una posibilidad de acabar con la corrupción y una posibilidad de que se nos reconozcan los espacios de diálogo para que podamos hacer escuchar nuestra voz y se discuta seriamente el rol del estado en nuestro territorio. Tomemos esta oportunidad de sacar a las mafias y organicémonos para exigir que se nos reconozca el valor, la grandeza y la relevancia histórica de nuestros pueblos y conocimientos. Sobretodo, porque hemos sido nosotros y nosotras, hijos e hijas de la madre tierra, quienes hemos conservado la madre tierra, quienes hemos cuidado los ríos, los cerros, los valles. Sin nuestro papel, sin nuestro rol, las consecuencias de la crisis climática que vive Guatemala y el mundo, serían mucho peores.
Les hacemos a todos y todas ustedes un llamado a la unidad y proponemos un acuerdo colectivo, para que retomemos en todo nuestro territorio los principios y normas que los abuelos y abuelas nos han enseñado y que no habla solo de cómo debemos relacionarnos entre q’eqchi’ y poqomchi, sino también sobre cómo debemos comportarnos con la madre tierra, cómo vivir con ella y defenderla. Luchemos por el reconocimiento de nuestras naciones, nuestros referentes, nuestra historia y nuestra ciencia y tecnología.
Porque no solo ellos pueden tener sus naciones y sus países, nosotros también exigimos que se nos reconozca, pero qué no se confunda esto, no queremos ser igual que ellos. Queremos rescatar los saberes y la vida de nuestros pueblos y seguir intercambiando conocimientos con otros pueblos, pero por las buenas, porque somos abiertos y nos gusta compartir. También porque sabemos que las luchas de otros pueblos, también son nuestras y que hoy más que nunca, es urgente que pongamos en común nuestros conocimientos para hacer frente al dolor y a la destrucción que hemos causado a la madre tierra.
Queremos seguir defendiendo todos los conocimientos de nuestra vida, nuestros conocimientos como hijos e hijas de la madre tierra, compartir y defender. Proponemos volver a la raíz, buscar nuestra unidad, caminar hacia el futuro con dignidad. Xtenamital ajq’eqchi’, laa’in ajq’eqchi’, laa’o ajralch’och’, laa’o ajMayab’.
Vivir como nación Q’eqchi’, en un solo territorio, en un solo pensamiento como pensaron nuestros abuelas y abuelos.
Chirrezaaj, Cobán Alta Verapaz, 09 de agosto del 2023.